sábado, 29 de septiembre de 2012

Hay cosas que aunque quieras no pueden ser.

Esos días invernales, echada en la cama con la mirada perdida, sin pensar en nada ni en nadie y acompañada de esa sensación de tranquilidad que te inunda completamente. Por mi pequeña ventana entra un frescor que te puede poner los pelos de punta, pero esta vez es muy acogedor. La verdad es que así me gustaría estar todo el resto de mi vida, con esa sensación digo. Es todo tan mágico que no parece que estés en esas cuatro paredes que siempre te ven dormir.
Y de repente pestañeas y todo vuelve a la normalidad, a la rutina, a todo aquello que llegas aborrecer continuamente.
¿Alguna vez lograré de nuevo conseguir sentir lo que una vez sentí? Es más, algo mejor. Como dicen: ''De ilusiones se vive''.


No hay comentarios:

Publicar un comentario